cerveza

De como se puede perder la fe en la humanidad

Partiendo de la base que no puedo justificar sus conductas, llego a la conclusión de que jamas voy a entender el razonamiento de los seres humanos.

Supongo que soy la consecuencia de una compleja, inestable y profunda búsqueda interior. De perder gente maravillosa por no lograr quererme a mi (ergo, mucho menos al prójimo). De los años y de los golpes de la vida. De sentarme a pensar con una botella también.

Soy una tipa honesta, transparente, simple, sincera. Soy solidaria y sumamente leal con la gente que quiero. Y por defecto, creo que el resto de la humanidad funciona de la misma manera. Paro las orejas solo en el caso de que me demuestren lo contrario. Suena tan idílico que algunas veces siento que debería empezar a creer en unicornios también.

La cuestión es que me leo y no puedo evitar pensar que estoy en el camino correcto. Aprendí a quererme a mi misma, y aprendí a querer a los demás. Aprender a querer me costo muchísimas lagrimas y dolores de cabeza (a mi y a quienes compartieron mi vida en algún modo), pero lo he logrado. Estoy conociendo lo que es la paz, recién ahora, pisando los 30 años. Estoy bastante conforme con la persona que soy hoy. Aun con mis complejos y «cositas»; con todos mis defectos y todo lo que me falta por corregir o mejorar. Duermo tranquila. Soy «buena leche», como decimos en Argentina.

Lamentablemente (y sí, pisando mis 30), me veo obligada a caer en la cuenta de que el universo no funciona como yo, por mas que quiera convencerme con todas mis fuerzas de que si. Para que el bote se mueva, son necesarios los dos remos; y yo estoy remando sola, porque por lo visto, la humanidad no coopera.

Mas allá de las situaciones «X» en las que puedo verme afectada, no estoy hablando por alguien en particular. Me refiero al mundo. Un mundo donde lamentablemente, esta forma de ser, que tanta paz me da, también me trae bastantes dolores de cabeza. Un mundo donde lo que me produce dolor, ni siquiera es que una persona me cague. Lo que realmente duele es saber que todas las demás personas, cuando tengan la oportunidad, o la necesidad, también me van a cagar. Cada persona tiene un precio, como escuche alguna vez. Y cuando el beneficio coincide con el precio, comienza la barbarie.

Ya se como resolverlo, ya se que debería ser menos confiada. Ya se que podría estar mas atenta. Ya se que el mundo es cruel y es injusto. El problema es que no quiero. No puedo. Porque vivir de esa forma me alejaría de esta paz que tanto me costo encontrar, y que no quiero (ni puedo) arriesgarme a perder. El costo de dormir en paz, es ser permeable a que atenten contra mi. Y con los golpes, estoy aprendiendo que no van a dudar en disparar contra mi. Entonces entro en una disyuntiva que se torna demasiado dura…Duermo en paz, peco de boluda y dejo que me hagan mierda, o vuelvo a ser la persona mas turbia y enroscada del mundo, la corto con esto de ser feliz y de darle felicidad a la gente que quiero, pero con la frente en alto y la capa protectora ante los golpes que -se muy bien- me van a dar? Que es mejor? Que es peor? Porque doler, duelen las dos…Y estoy un poco cansada también, de ser «la loca linda y libre, que va por el mundo cumpliendo sus sueños».

Si lo pienso bien, no quiero dejar de ser de esta manera, y no quiero perder la fe en el mundo. Encontre mucha gente buena tambien, que (todavia) no me hizo nada malo. Esa gente es la que me hace pensar que todo esto vale la pena. Que vivir vale la pena. Y, siendo sincera, si bien me encanta mi vida actual, me gustaria encontrar un compañero de ruta. Un compañero que me acompañe hasta el final del viaje. Pero siempre me toca besar demasiados sapos en el camino. Y ya estoy algo cansada de besar sapos.

#QET: Cerveza Baltica

Singin’ in the rain

Admito que mis días no están siendo como suelen ser mis días. O como deberían serlo.

Y esto hace que me desvíe un poco del lugar a donde quiero ir.

Pero es que acaso…existe realmente ese lugar?

Uoooooooooooooh

Comienza a relampaguear mientras espero el 511.
Con alma de visitante, le saco charla a un hombre entrado en años, continuando luego el intercambio con una mujer. Conversaciones aleatorias, desangeladas. Nimiedades.
Siento en mi piel todo el peso del calor y la humedad marplatenses, mezclado con restos de arena y las gotas que avanzan decididas. Imperturbables.

Sin embargo no me quejo.

Generalmente me veo obligada a esperar todo un año para tener esta estúpida sensación en la piel por un rato.

Ahora no solo el mundo, sino también el sol y el mar son míos, y yo me sigo pensando muy débil para conquistarlos.

Muere la tarde, y los ultimos destellos del sol, cayendo junto con la lluvia sobre la rambla, me regalan un paisaje encantador. Un pequeño universo de mar, arena, edificios, y la costa mas galana que uno pudiera imaginarse.

En mi mente suena una furiosa versión de Break On Through, de los Doors. Pienso en los universos que se abren, y en aquellos que se cierran.
Me subo al colectivo y en el trayecto me sorprendo leyendo patentes de los demás vehículos, queriendo divertirme «onomatopeyizandolas», como lo haría antaño. No lo logro, sin embargo.

-Ese universo se ha reducido a polvo-, me recuerdo con amargura.

Miro la ruta y el mar. Las gotas siguen golpeando las ventanas del colectivo con violencia.
Agotada. Empapada, con ampollas en los pies, y el agua corriendo por las empinadas calles costeras, no olvido mi compromiso etílico.
Cargando las bolsas en las manos, vuelvo a pensar en todo lo bello de esta ciudad; la lluvia no para de recordármelo.

#QET: Cerveza Quilmes

DEFINITIVO

Asumo, quizás, mientras analizo los saldos y los costos, que la vida me ha llevado a ser una persona «definitiva«.

Definitiva como puede ser una guerra. Definitiva, como son definitivas la vida y la muerte.

Si tuviera que definirme en tres palabras, una de ellas, seria bélica. Mi excusa seria que dentro de cada accion, dentro de cada misero intercambio, de cada saludo, de cada amistad, de cada relacion, de cada contacto, de cada transaccion, de cada lo que sea; habrá un victorioso, y un perdedor.
Habra un heroe, un villano y un antiheroe. Habra un ejercito (mas o menos) equipado con dardos a disparar. Habra pasado ,y habrá saña.
Podriamos agradecer a la diplomacia y a la civilizacion, el hecho de que en cada transaccion no corra sangre. Que no sean tan definitivas. Pero eso no quita el hecho de que a nuestras vidas, las hayan convertido en una guerra.

Y podría encontrar culpables por decenas, por haber hecho esto de mi existencia.
Pero jamas podria juzgarlos, cuando me he adaptado al punto, en que cada guerra en mi vida, cobro un valor de vida o muerte. Cuando lo definitivo, se ha convertido en mi bandera. Cuando aprendi a vivir asi, cuando forma parte de quien soy, de mi esencia, y lo agradezco.
Eterno…Y tan efimero al mismo tiempo. Asi transcurro cada dia de mi vida, y asi quiero que transcurran. Intensos. Tormentosos. Constantes. Distintos. Gitanos. Felices.

Y si, corre por mi cuenta el convertir cada victoria en un holocausto…el no tener clemencia alguna por los vencidos.

Pero acaso, alguien la ha tenido por mi?

Volvi. De todos modos, happydrinker17 sigue en receso por mudanza.

#QET: Cerveza Quilmes

El arte de vivir con fe (y sin saber con fe en que)

Vengo de pasarla tan mal que se siente raro sentirme mejor.

Miro para adelante y pienso en otra vida. En agua, en playa, en estar lejos de una computadora, en si Juligan es de esos perros que nadan mucho, o de esos perros con miedo al agua. Pienso en conocer gente diversa. Gente que se dedique a otras cosas. Gente que no sea gente de sistemas.

Para estructurada y prejuiciosa estoy yo, y supongo que me estoy alejando un poco de eso. Tuve una semana laboral realmente intensa; incluso habiendo mandado mi renuncia hace días (con vigencia a partir de la próxima -no esta- semana), me termine encargando de implementar cosas que no tendría que estar implementando. Me siento cansada.

Pero vaaamos, me voy en una semana, a dedicarme a ser feliz, en lugar de dedicarme a juntar saliva antes de putear (en voz alta) y a ver pasar el sol desde adentro de una oficina. Siento la absoluta, pero absoluta, necesidad, de averiguar si existe otra vida. Yo creo que si existe. Y si no existe, me daré cuenta y volveré a la normalidad. A esto. A microcentro.

No estoy del todo segura de que es lo que espero, ni de que es lo que quiero que pase. Acepto sugerencias de todos modos.

La cuestion es que junto mi vida en una camioneta, le pongo la correa al perro y me voy.

 

 

 

 

Si alguien aun me lee, gracias 🙂